Buen día querido lector o querida lectora, espero que te encuentres muy bien. Hoy vamos a regresar al pasado, a revisar una de esas travesuras que uno hace cuando pequeño. Sea con los hermanos o los primos.
Aquí entra una de las protagonistas: Sofia, ella es mi prima de casi mi misma edad (Soy un año mayor) y siempre hemos sido muy unidos. Muchas veces durabamos noches enteras jugando videojuegos, nos reíamos mucho y la pasabamos muy bien. Era como una hermana o una amiga.
Una vez estábamos en el cuarto piso de nuestra casa (Ella ya no vive aquí desde hace 3 años, se mudó de ciudad con mis tíos) yo tenía unos 7 o 8 años, y teníamos dos perros en la casa, muy adorables Golden Retriver. Uno era Zeuz y la otra Dulce. Estabamos jugando con mis legos y sus muñecas, cuando se nos ocurrió algo.
Cojimos un canasto de plástico, color verde. Era lo suficientemente grande para que un niño pequeño se sentara ahí. Este canasto lo pusimos sobre una patineta y como si de Minecraft se tratase crafteamos un auto. Yo la empujaba y ella me empujaba, nos montábamos a turnos y era muy divertido.
Después de varios minutos conduciendo por el estrecho apartamento capitalino, en un automóvil con dudosos estándares de calidad y SEGURIDAD, quisimos agregarle el próximo nivel. Cojimos las correas de los perros y las atamos al carro. Ya no había que empujar, los perros eran como corseles en un carrusel.
Cuando estuvimos dispuestos a probar el carro, los perros salieron a toda velocidad, como una bala disparada de un francotirador. Tal fue la fuerza, que rompimos dos vidrios, un montón de cajas amontonadas cayeron sobre nosotros, llenas de decoraciones de navidad o cosas que no necesitaba la familia en el momento. Lo que realmente me preocupó es que tiramos la máquina de coser de mi abuela, dañándola, regamos tinta de esa que una vez seca es casi imposible de quitar, y ni de hablar del estruendoso ruido que generó nuestra hazaña
Mi mamá subió corriendo, seguida de mi tía y mi tío. Afortunadamente ni nosotros, los niños inquietos ni los perros (También inquietos 🤣) salieron lastimados, solo habían sido pérdidas materiales, durante una hora sentí un tremendo frío en la columna vertebral, no me imaginaba la regañada que seguía para nosotros que no tuvimos cuidado, ni todo el dinero que costará arreglar la máquina de la abuela.
Para mi fortuna, mi cerebro estaba exagerando. Realmente un vecino arregló la máquina a un bajo costo, el regaño no pasó a castigo ni a SUPER REGAÑO, al día siguiente el desastre había sido limpiado por nosotros y volvimos a jugar con nuestros pacificos legos y muñecas.
Actualmente sofi está en otra ciudad y está muy grande. Dulce es una perrita policia, entranada y cuidada por la policía. Zeuz está en una finca, donde puede ser libre y correr todo lo que quiera. Y yo sigo en la misma casa frente a mi ordenador escuchando música de Undertale y escribiendo esta entrada de blog, que me ha traído muchos recuerdos nostálgicos, muy felices.
¿Entonces?, me siento muy feliz de que te hayas leído mi blogpost: ¡Házmelo saber!, me encanta que me manden tweets, a santigo171 así que ya tu sabe, ¿Qué te gustó?, ¿Qué no te gustó?, ¿Cómo podría mejorar?, espero tu tweet.
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